Playa Sur

Me tumbo en la arena y contemplo el precioso color del cielo. Estoy machacada, pienso mientras me froto el codo. La herida, a pesar de que ya se ha cerrado, me sigue escociendo. Estoy deseando que todo esto acabe, me digo para mis adentros. Odio esta temporada... se acerca la Cosecha, y cada día esta mas aterrorizada. Y cada día más dolorida, pienso otra vez. Al final cuando llegue el día, voy a llegar coja. Mi padre se está pasando bastante con los entrenamientos..., pienso mientras me quito unos vendajes que tenía en la rodilla. Miró la herida, y veo que ya casi esta curada. Me las pagarás Jonathan en el próximo entrenamiento, pienso. Al fin y al cabo, el me hizo la herida cuando casi me clava un cuchillo entero. Me quito la camiseta y el pantalón, y me quedo en un bañador azul oscuro de mi madre. Dejo la ropa en su sitio... ¡y corro hacia el mar como si la vida me fuera en ello! Me meto de lleno en el agua, y siento mi cuerpo relajarse. -Agua, ¡al fin!-se me escapa en voz alta. No puedo evitar ser feliz en ese momento. Nada me haría mas feliz, excepto quizá, que se suspendieran los Juegos... Finalmente, cuando estoy totalmente en paz, y relajada, siento algo tirando de mi hacia abajo...

Siento como me hundo, y no es una sensación agradable. A pesar de saber nadar, el movimiento me pilla por sorpresa, y siento como mis pulmones, vacíos de aire, me arden y buscan aire. Entonces, sin pensarmelo dos veces, me aferro a algo fuerte y blando a la vez. Oigo una risa, y veo a lo que he aferrado. Alexander.-¡Tendrías que haber visto la cara que has puesto!-me dice mientras se sigue riendo. Al principio me enfado con él, por haberme hundido, pero al final, su risa me contagia y me rio con él.-Vigila tus espaldas-le amenazo de broma- puedo aparecer en cualquier momento. Se ríe, y yo con él. De repente me doy cuenta de que estoy entre sus brazos y de que media playa nos está mirando. Me aparto enseguida de él, y me alejo nadando hacia la orilla. En cuanto salgo del agua, noto el frío que hace afuera. Corro y me envuelvo la única toalla que tengo. Media playa sigue mirando a Alexander, y la otra mitad a mí. Las miradas me ponen nerviosa. Me calzo, y salgo (¡huyo mejor dicho!) de la playa. Ya habían pasado momentos parecidos, pero casi siempre en privado. La verdad esque ya resultaba demasiado... "raro" lo que pasaba con Alexander a veces. Y Vivian se enfadaba de vez en cuando. En cualquier caso decidí no pensar más en ello, y me dirigí a casa. Olía a mi queridísimo pan de algas y a una esencia de confusión por mi parte...

Después de que Dev se fuese, salí del agua y decidí dar un paseo por la playa. Al poco rato, doy una patada a la arena y me siento. He fallado... otra vez... pienso por décima vez. Llevo semanas intentando decírselo a Devian, pero nada... Por cada paso que avanzo, ella retrocede dos. Cojo una piedra y la lanzo; se hunde en el agua. Me tumbo y contemplo el cielo. -No podía enamorarme de Vivian, o de cualquier chica del distrito, no, tenía que enamorarme de la chica mas testaruda y reservada del distrito-murmuró para mí mismo. La conozoco lo suficiente, para saber que las ñoñerías de flores y dulces no le gustan. Me rasco la frente. Pero tiene una risa maravillosa, y su pelo negro es precioso, pienso mientras vuelvo a buscar una piedra. Además, su pelo casi siempre huele a mar. No hace falta ni decir que me he enamorado de ella, ¿verdad? Lanzo la piedra y esta rebota dos veces en el agua. Lo mejor será ir a casa a arreglarme, evitar los rumores, y dejar de pensar en estas cursiladas... Me levanto, y cojo una última piedra antes de irme... la vuelvo a lanzar; rebota tres veces y se hunde...