Olvidada

La biblioteca siempre había sido su sitio favorito. Un lugar familiar y acogedor en el que sentirse a salvo. Cada hora, cada minuto, los dedicaba a perderse entre los libros. En ellos encontraba la vida que la realidad le había negado. Sus personajes eran los únicos amigos que tenía, y cada historia que salía de entre sus páginas, la suya propia. Así pasaba los días, encerrada en su propio mundo.


Sin darse cuenta, los años fueron pasando. Y allí seguía ella, entre sus libros, ajena al paso del tiempo, sentada en ese rincón junto a la ventana, atrapada en cada página, en cada libro.


Nadie supo nunca que le pasó. Desapareció de la misma manera como había llegado, silenciosa e inadvertida, como un leve susurro que apenas deja constancia de su presencia. Los libros, los únicos testigos de su existencia...